Un médico por ahí (*)


No es fácil hoy en día ser médico, uno recuerda esas épocas en las cuales a los médicos se les tenía un respeto y que dentro de la sociedad eran valorados como profesionales bien vistos.

Hoy hemos llegado a la etapa en la cual aun medico no se lo escucha, no se le tiene respeto, se lo trata de menos despreciar su tiempo que dedica para ayudar al otro, se lo recibe con insultos y hasta se utiliza la violencia física; se lo tiene a un profesional que dedica horas y horas al servicio de la comunidad recibiendo un magro sueldo.

Quien alguna vez hizo guardia en un hospital público, tuvo que lidiar con la violencia que recibimos al tratar de atender a cientos de pacientes por el simplemente hecho que el sistema de salud esta colapsado. Al tratar de atender varios pacientes a la vez, hemos perdido la capacidad de poder relacionarnos con el paciente y escuchar su entorno, perdimos la razón de ser médicos, la relación médico-paciente y es así entonces que nos hemos convertido en una simple maquina de diagnosticar y tratar.

Un médico es una persona, un profesional, que cumple muchas funciones; la principal es aliviar el dolor, pero también lo es escuchar al paciente, es no cansarse nunca de estudiar y perfeccionarse para cumplir su misión, es hacer de la ambición una nobleza, del tiempo al destiempo, de que el dolor pueda gozarse y que la enfermedad sea salud, bienestar.

Varios hechos sucedieron en esta semana con respecto al trato de los médicos, hace un par de días se genero una discusión porque una ambulancia no había podido entrar a una villa (por el hecho de que no tenían seguridad), también los paros en los hospitales de Capital Federal pidiendo más seguridad por los robos que se han sufrido y en el día de ayer las agresiones que sufrió una médica al atender un paciente. Ayer un policía en estado de ebriedad esperando ser atendido en la guardia del San Martin, desenfundo su arma reglamentaria y en estado pleno de locura pedía una atención urgente. A mí también me toco vivir como experiencia en las guardias en donde aparecen un grupo de personas que discutieron en algún boliche en estado de alcoholismo y con sustancias encima, agrediéndote y pidiendo que los atiendas o te cortaban el cuello.

Los otros días una amiga me preguntaba, Guille volverías a estudiar medicina? Y la verdad, volvería a estudiar medicina, porque ser que ser médico no es fácil y estudiar medicina tampoco lo es, pero a pesar de todos los obstáculos que recibimos en la vida del médico, lo volvería a intentar.

Porque “SER MÉDICO ES FACIL”

Me pides muchacho aclare tus dudas
que como fantasmas, te acosan y apuran.
Seguro que esperas respuestas maduras
que alumbren a giorno tus sombras oscuras.

Sé bien lo que quieres y ansío ayudarte,
porque esas dudas remozan mi sangre
ya que fueron mías al recién graduarme,
algo, poco o mucho, tengo que brindarte.

La ruta es muy larga, casi inalcanzable,
es siempre exigencia, permanente darse,
pensar en los otros, comprender, amarles,
sentir sus dolores, sufrir en su carne.

Ser timón y guía en cada percance:
responsable pleno de sus desenlaces.
Ser hermano, amigo, confesor o padre,
tumba de secretos que jamás violares.

Calmante de angustias, dolores o hambre,
curioso obsesivo que explora incesante
el cuerpo, la psiquis, el mundo o el aire,
sin renunciar nunca a beneficiarles.

Que el fin del balance no pueda acusarte,
que tu meta sea siempre un semejante:
sin nombre, sin cara, al que te entregaste
con toda tu ciencia, tu atención y tu arte.

Recibir por pago lo que no soñaste:
los ojos llorosos de una pobre madre
que rogando al cielo pretende expresarse,
y lágrimas sólo tienen para darte.

Ya ves mi muchacho, no te me acobardes,
vocación ya tienes, completa el bagaje,
junta valentía, honradez, coraje,
y verás entonces: ser médico...es fácil.

Dr. Antonio Armando Lara

(*) Frase utilizada por el Dr. Raúl Alfonsín, al referirse en un acto multitudinario a que acuda algún médico para atender a una paciente que se desmayo.

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